A principios de la semana anunciábamos que la política local no se tomaría vacaciones. Sean presenciales o por teléfono -a la distancia-, las conversaciones entre los principales operadores de los partidos salteños están al rojo vivo. Sobre todo en la oposición, donde todavía no logran constituir ningún espacio sólido ni competitivo. Muchas desconfianzas basadas en experiencias del pasado impiden la concreción de acuerdos, a pesar del inminente arranque del calendario electoral.
La realidad es que el oficialismo llega a las elecciones con el liderazgo indiscutido del gobernador Gustavo Sáenz, mientras que -en la vereda del frente- fueron muchos los que se autoproclamaron candidatos, aunque ninguno exhibió demasiados consensos.
La dificultad que enfrenta la oposición a la hora de constituir una alternativa que integre a varios espacios heterogéneos, se ve agravada cuando se observa que esos mismos espacios no logran siquiera acuerdos internos.
Es el caso del PRO, según consigna en su edición impresa el diario Punto Uno. El partido que comanda a nivel nacional Patricia Bullrich sigue intervenido en Salta y sus principales figuras no acuerdan una estrategia común. Incluso, la imposibilidad de armonizar la convivencia empujó el alejamiento partidario de varios dirigentes de peso.
Luego llegó el turno de la Unión Cívica Radical, donde el Comité Capital pidió dar por terminada la alianza de Juntos por el Cambio y ensayar un nuevo frente antigrieta que integre a partidos provinciales como el PRS y Salta Independiente.
De manera opuesta, el diputado nacional y titular a nivel provincial de la UCR, Miguel Nanni, confía en la consolidación de Juntos por el Cambio en Salta para convertirse en el candidato a gobernador del espacio.
Sin embargo, si se llegara a dar la salida del frente del partido Ahora Patria, Nanni se vería obligado a repensar la alianza, ya que solo quedaría respaldada por un sector de la UCR y otro del PRO.
La indecisión del olmedismo
Pensando más en la elección nacional que la provincial, en Ahora Patria se exteriorizó una interna insospechada en los últimos días. Sus principales figuras, Alfredo Olmedo y Carlos Zapata, no resuelven si apoyarán como candidato a presidente a Horacio Rodríguez Larreta o a Javier Milei.
En cuanta entrevista brindó, el empresario sojero de la campera amarilla aseguró su adhesión total al economista libertario, incluso adelantando que sería el candidato a diputado nacional del espacio en Salta.
Por su parte, Zapata hace tiempo que viene ponderando la figura del jefe de gobierno porteño, publicando fotografías juntos y firmando todos los documentos de respaldo que se emitieron desde la mesa de Juntos por el Cambio.
La diferencias se comprenden en la necesidad de Olmedo de obtener una banca como legislador nacional traccionado por la boleta de Milei, evitando las PASO de Juntos por el Cambio, donde seguramente debería enfrentar a varios adversarios competitivos.
Por el contrario, con dos años más de mandato en el Congreso, Zapata prefiere mantenerse cercano al interbloque con el PRO y la UCR, preservando su buena relación con Larreta, a quien avisora como el próximo presidente.
Los mensajes cruzados no pasaron desapercibidos a nivel nacional y ya dispararon un pase de facturas que tensó las relaciones. Un operador porteño, que promociona la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta en Salta, lo advirtió sin pelos en la lengua en una reunión que se llevó a cabo en el Club 20 ante los referentes de la alianza: si quieren recibir apoyo desde buenos Aires para las próximas elecciones, deberán definir y transparentar sus lealtades.