Carina Santos vive un calvario. Esta mañana le tocó sufrir uno de los peores golpes que puede recibir una madre. EDESA le cortó la luz y se llevó el medidor de su casa en la calle Coronel Prado del barrio Ciudad Del Milagro. Allí cría a sus cuatro hijos, dos de ellos discapacitados, y también a dos nietos.
Pero el tormento de Carina no empezó con el corte de luz en esta fría mañana de julio. Empezó muchos años antes con la violencia de su marido. En una oportunidad estuvo a punto de matarla y, pese a haber sido detenido con un arma blanca, hoy está suelto.
Tras varias denuncias y peregrinajes en comisarías y juzgados, al hombre le impuesieron una restricción de acercamiento. Y un policía en la puerta custodia la casa -ahora a oscuras- de Carina.
De lo que se olvidó la Justicia es del resto de la contención: la vulnerabilidad es también la pobreza. De la cuota alimentaria que debería girar el violento suelto, ni hablar.
Carina se comunicó con Ciudad Despierta entre lágrimas y desesperada. Quiere que se conozca su caso, “se escuche y alguien haga algo”. Está publicando su historia en grupos de Facebook y WhatsApp. Necesita y debe ser escuchada: los resortes del Estado y la solidaridad de la sociedad civil deben accionarse. Dejó su número para que se comuniquen con ella para aportar soluciones: 387-5000142. El número de NIS de su domicilio para EDESA es 3097326.
Quiere que se solucione pronto lo de la luz (por la discapacidad de sus hijos debería contar con un subsidio para no pagarla), pero más allá de esa urgencia, su pedido es de cara al futuro, terminar con el miedo de la violencia y la pobreza.