Se pueden buscar excusas en el clima adverso internacional, en las limitaciones para intervenir del Banco Central o en la presentación del libro autobiográfico de la ex presidenta Cristina Kirchner. Pero se tratarán solo de excusas; en el fondo, quienes tienen el poder de decidir simplemente lo hicieron.
Son pocos los grandes fondos de inversión que hoy tienen en cartera bonos de la deuda argentina. Los clásicos BlackRock y Templeton que hicieron una apuesta muy fuerte a favor del ex titular del Banco Central, Luis «toto, el Messi de las finanzas» Caputo y Fidelity y Pimco entre los más representativos. Cuando estos Fondos salen a rematar los bonos hay siempre detrás una decisión política. No es simplemente pasar a pérdidas las inversiones en un país emergente.
Este juego es solo posible por el alto endeudamiento de Argentina que lo hizo dependiente del financiamiento voluntario de los mercados financieros.Cuando estos se cerraron en el verano de 2018, vino el primer golpe: el JP Morgan que tantos funcionarios aportó a la gestión de Macri y tan buenos negocios realizó colocando deuda, decidió que era momento de salir del país y dio origen a la crisis cambiaria desatada el 25 de abril del año pasado.
Sin capacidad de reacción, la gestión de Macri creyó que la solución estaba en mostrar la sumisión a los dictados neoliberales y fue por un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, generando una nueva ola de desconfianza y agravando la crisis ya desatada. Ningún país va al fondo si no admite primero el default.
Eso fue lo que entendió el mercado: Argentina estaba en default y nadie apuesta a un país que no tiene capacidad de afrontar los vencimientos. El FMI se hizo cargo de los vencimientos de este año y permitió una pax cambiaria que cada par de meses genera un nuevo sacudón, en la medida que las encuestas reflejaban la pérdida de apoyo social a la gestión de Macri.
El martes sucedieon hechos determinantes en la lectura de los mercados: la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal insistió ante medio millar de empresarios que le pedían que tome la posta que no disputará con Macri y mantendrán el plan original que busca la reelección del presidente.
A la vez, se conoció el libro autobiográfico de Cristina Fernández que en muchos ámbitos se entendió como un preanuncio de su candidatura presidencial. La combinación de noticias políticas con un clima internacional adverso para los mercados emergentes desató el miércoles negro.
En los próximos días se podrá tomar mayor dimensión de los daños generados a la economía real pero mientras Macri no baje su candidatura presidencial, es poco probable que logre cambiar el clima adverso y más probable que se repitan jornadas negras en los mercados.