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Marocco: “Empezamos a escribir la nueva Constitución y una nueva historia”


El vicegobernador Antonio “Gringo” Marocco encabeza la propuesta del oficialismo de cara a la reforma de la carta magna provincial. Como candidato a convencional constituyente por el frente Gana Salta, en este diálogo sintetiza una campaña que empezó mucho antes del 2019.

 ¿Por qué Salta necesita reformar la Constitución?

Porque para mejorar Salta es urgente que mejoremos la política, y la Constitución es justamente la base de la pirámide de la vida institucional y social de la provincia. Y si bien fue una promesa de campaña que hicimos junto al gobernador Gustavo Sáenz en 2019, es justo recordar que años atrás ya hablábamos de la necesidad de limitar la concentración del poder, transparentar aún más el ejercicio del gasto público y garantizar que la justicia sea independiente del gobierno de turno. Justamente estas convicciones, no tengo dudas, le costaron a Gustavo la reelección como senador en 2013, cuando el poder se sintió amenazado por la limitación de los mandatos fundamentalmente. Hoy somos el gobierno que la gente eligió en el 2019 y que sigue apoyando. En parte, creo que esa confianza se debe a que no nos quedamos en las promesas, sino que estamos cumpliendo con cada acto de nuestra gestión.

Los conceptos suenan muy lindos cuando hablan los políticos, pero ¿cómo van a traducirlo a la realidad?

Mire, solo la política puede reparar la desconfianza de la ciudadanía hacia el sistema. Fue la mala política la que provocó esa situación. Lo que está pasando en Salta es histórico: por primera vez el poder propone limitar el poder. La nueva Constitución va a impedir efectivamente que los gobernantes se puedan perpetuar en sus cargos. Concretamente, queremos que no haya más de dos mandatos en vida para ningún gobernador ni intendente. Ni que los puedan suceder en el cargo sus parientes.

En los últimos 45 años, incluyendo la dictadura, a Salta la gobernaron durante 38 solo tres familias: Ulloa, Romero y Urtubey. Y son esas familias las que designaron a los ministros de Corte. Por eso también sugerimos modificar la forma en la que se designan los jueces del máximo tribunal: los magistrados deben tener una estabilidad en el cargo que los haga completamente independientes del poder de turno. Pero eso no significa perpetuidad, el propio gobernador Sáenz fue claro en este sentido: no hay cargos vitalicios para nadie. Los jueces tendrán un mandato acotado, que será definido en la Convención Constituyente, pero debemos garantizar que trascienda en tiempo el período de la gestión que lo propone.

Usted mencionó también la necesidad de mejorar el control del gasto público. ¿Cómo piensan hacerlo?

El Gobierno en nuestra provincia tiene dos instancias de control: una interna, que es la Sindicatura; y una externa, que es la Auditoría. Lo que nosotros proponemos es que la Auditoría General de la Provincia sea presidida por la oposición real. Esto no solo va a garantizar un ejercicio celoso del control del gasto público, sino que además será más eficiente y diligente, acorde con los requerimientos de los tiempos que vivimos. El control debe ejercerse en tiempo real, con datos abiertos y al alcance de la ciudadanía. Es una vergüenza que los informes de la Auditoría sobre los actos de corrupción se conozcan dos o tres años después de ocurridos. Esta reforma le dará un salto de calidad a la gestión pública en Salta. Repercutirá sobre la ciudadanía porque verá que los recursos de todos son invertidos de manera correcta, eficiente y transparente. Por eso insisto: El domingo empezamos a escribir la nueva Constitución y con ella una nueva historia.

Salgamos del tema reforma. Las encuestas dicen que hay muchos indecisos y otros tantos con pocas intenciones de ir a votar…

No creo que sea tan así. He recorrido la provincia de punta a punta. La sociedad está muy involucrada en general con todo lo que está pasando. Me sorprendió gratamente. Las cámaras empresarias están activadas diseñando junto al Gobierno la reactivación que se viene; los sindicatos están peleando por sus salarios y las condiciones laborales; las universidades están empezando a recuperar el tiempo perdido y los jóvenes están movilizados explorando las posibilidades de la pospandemia. Sin dudas que en estas elecciones toda esa energía se manifestará en las urnas. Y en este punto quiero resaltar mi convocatoria a los jóvenes en particular. Decirles desde la honestidad que no todo da lo mismo, ni que todos los políticos son iguales. Tengo 74 años y si sigo haciendo política es porque soy un optimista que quiere dejar un futuro con más igualdad, con más oportunidades, justicia y libertad plena para los que vienen. Vayan a votar, pero no se queden con eso nada más: métanse en los clubes, en los centros de estudiantes, en los sindicatos, en la gestión de la cultura, en los movimientos sociales, en las fundaciones, en la lucha por el medioambiente o la igualdad de género. Como dijo el Papa Francisco, nadie se salva solo. Lo que hagamos ahora tiene más que ver con el futuro que con el pasado.


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