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Inventan una moto que funciona con jugo de caña de azúcar


La escasez de recursos naturales y los incesantes niveles de contaminación hacen que buscar nuevos métodos de transporte que dañen menos el medio ambiente sea obligatorio. En este sentido, está claro que los ayuntamientos, regiones y administraciones estatales están alineadas con la promoción del transporte público para ofrecer alternativas eco para sus ciudadanos pero habitualmente faltan inversiones para cubrir las necesidades.

Paralelamente, siempre es bienvenido buscar recursos más sostenibles. Los coches eléctricos, por ejemplo, están al alza en el mercado, aunque los problemas para tener estaciones de carga no están permitiendo que esta nueva tendencia se expanda más rápidamente. En este escenario, los combustibles renovables son otros de los aliados en esta causa.

Ahora, un concurso internacional, el James Dyson Award, ha sacado a relucir un invento que quién sabe si el día de mañana puede convertirse en un recurso más del mercado. El certamen, vinculado a la multinacional de electrodomésticos Dyson, busca proyectos de ingeniería de diseño de recién licenciados. La reciente edición la acaban de ganar un remolque de evacuación ante emergencias y un dispositivo de inyección de medicamentos sin motor para situaciones críticas. Además, hay un proyecto de transporte eco que quedó finalista y que ha llamado mucho la atención.

Con un combustible «bio»

Se trata de un ciclomotor que funciona con un combustible eco, es decir que no genera gases contaminantes nocivos, y que usa un combustible ’bio’ que está hecho con caña de azúcar. En concreto, tal y como se resalta en el portal web del concurso, el prototipo usa un mix de gas de hidrógeno y etanol para propulsarse y el etanol se consigue precisamente con estas plantaciones.

El joven que empezó a idear este proyecto con 17 años y desde su casa, Vikrant Pawar, ha conseguido que estos vehículos puedan llegar a circular unos 50 o 55 kilómetros con un solo litro de esta producto y destaca que lo más importante de su proyecto es que «este combustible no tiene fin, se puede producir muchas veces usando la fermentación del jugo de caña de azúcar». El vehículo puede llegar a los 70 o 75 kilómetros por hora.

Desde entonces, ha pasado dos años con prototipos hasta llegar a su modelo final. A nivel técnico, Pawar estuvo haciendo pruebas modificando motores y carburadores. Llegó a diseñar chasis para el ciclomotor y a usar baterías de litio. Finalmente optó por usar un motor de combustión interna de cuatro tiempos de 100 cc y a partir de aquí consiguió la fórmula para que el motor pudiera arrancar con el etanol y a partir de aquí ir generando electricidad con el hidrógeno.

Pawar, un ingeniero mecánico de India que con este proyecto se convirtió en el finalista de su país en el concurso, recuerda que este combustible puede estar disponible por un bajo precio y que además cada país podría llegar a producirlo, por lo que no habría ninguna dependencia energética. Ahora espera poder poner a la venta su prototipo actual y seguir mejorándolo.


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