Para encontrar el fondo de la cuestión habría que remontarse a fines de los 90, la vidente María Livia Galliano de Obeid dice ser testigo de una aparición de la virgen maría. Ahí empieza gran parte del conflicto: el arzobispado les cuestiona a las monjas no estar cumpliendo con el propósito de las carmelitas y asociarse con una vidente cuyos relatos no están aprobados por la Iglesia.
La acusación es que María Livia se mueve como si fuera la superiora y que las religiosas, al atribuirle línea directa con la Virgen, la Madre de Cristo, le creen absolutamente todo.
También a la Iglesia le molesta que sea el marido de Maria Livia, Carlos Obeid, quien administra las millonarias donaciones a través de una fundación.
Los terrenos del propio cerro, las obras de infraestructura, más inmuebles y muchísimo dinero están a nombre del monasterio, pero lo administra la familia Galliano-Obeid.
Hace cuatro años, Cargnello objetó que el convento quisiera cambiar de nombre por el de la virgen del cerro y les recordó a las carmelitas que ellas deberían veneraban a la Virgen del Carmen.
El arzobispado dice que, para estudiar la supuesta aparición de la virgen, se le encargaron hace años a María Livia estudios psiquiátricos que se hizo luego de insistirle, pero que nunca mostró.
Es probable que la nueva denuncia contra el arzobispo sea una derivación de este gran desencuentro.