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Paren el mundo me quiero bajar: del Titanic a Jujuy

Es que el público se renueva y la memoria argentina a veces dura menos que un TikTok.


por Fran Laiseca 

Excursiones impagables. En el océano se perdió un minisubmarino con turistas que contrataron una excursión millonaria para ver los restos del Titanic, donde entre sus fierros se ahogaron, hace más de un siglo, casi mil quinientos turistas que también habían pagado una excursión millonaria. Esperemos los encuentren y eviten un horrible desenlace para que la secuela de James Cameron tenga un final más feliz.

La historia se repite —parafraseaba un alemán a otro en 1799— primero como tragedia y luego como comedia. Pero volvamos a tierra gaucha. Hablando de remakes, se estrenó Diciembre 2001. La serie que narra los acontecimientos que terminaron con el presidente De la Rúa renunciando y abandonando la Casa Rosada en helicóptero. Para algunos está bien lograda, para otros —de sendos lados de la grieta— es tendenciosa. En fin, así es con los relatos sobre la historia. Antes la escribían los vencedores, ahora la escriben Netflix y Star Plus.

Piquete cacerola, la lucha es una sola. Aunque la generación z y los millenials no lo recuerden (o todavía no habían nacido), canto célebre del estallido 2001 fue el que se vayan todos. La coreaban los piqueteros en Tartagal por el cierre de YPF y los ahorristas en Caballito (y en todo el país) atrapados por el corralito. Más de dos décadas después, alternando roles oficialistas y opositores, no se fue casi ninguno. Es que el público se renueva y la memoria argentina a veces dura menos que un TikTok.

En Jujuy prenden el fuego y en CABA cocinan. Las imágenes que se difunden en loop son las mismas. En un canal dicen que se trata de una represión atroz y hablan de desaparecidos; en otro canal dicen que grupos extremistas quieren socavar la democracia y publican sus prontuarios. Así no hay VAR que aguante. Para los de River fue penal clarito y para los de Boca se tiró a la pileta. Cualquiera sea el fallo arbitral, el partido terminará a las piñas. La Argentina de la permanente metáfora futbolera es así: si no elegís un bando sos un tibio, un doble casaca o un cagón.

Así no dan ganas de tener hijos. No solo es el precio de los pañales –que aumentó un 7,8% en el último mes–, es el futuro incierto de un mundo  virulento. En tiempos de planificación familiar, la incertidumbre es anticonceptiva. El país campeón del mundo en fútbol y resiliencia inflacionaria no es la excepción. Según el último informe de UNICEF, la fecundidad bajó un 34% solo entre 2014 y 2021. ¿Quién pagará las jubilaciones? O mejor dicho ¿quién podrá jubilarse? La meritocracia no tiene respuestas para los problemas estructurales. Para la mayoría de los trabajadores, incluso muchos calificados, se volvió una odisea alquilar un departamento, ni hablar de la casita propia. Eso sí: con un poquito de coaching ontológico todos pueden ser sus propios jefes, invertir en criptos o abrirse un onlyfans.


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