La suba constante de precios, en las ultimas semanas, en rubros que son sensibles dentro del consumo masivo, incrementa el malestar social, con caja de resonancia en las clases asalariadas y mas humildes.
La inflacion prevista en el presupuesto anual, llevado por el Gobierno Nacional al Congreso el año anterior, es a modo retorico, simbolico, muy lejos de la realidad y de la actulidad economica. La escalada en el precio de la harina, que se traduce directamente en varios items importantes de la canasta basica, como pan y pastas, y la porterior suba de los combustibles, obligan al gobierno encabezado por Alberto Fernandez, ante la presion de la opinion publica, a negociar con los diferentes sectores empresariales, una baja en el precio de varios productos y retrotaerlos a su valor del mes de febrero, algo que en la practica es remotamente probable. No obstante lo estable del dolar, termometro visal de la economia a partir de la constante devaluacion del Peso, esta mesa de reuniones , se hacen imperiosas, tanto es asi, que se dejo entrever una posible intervencion de algunos precios.
Luego de los mentados anuncios del viernes pasado, y las logicas respuestas de alguno sectores que ven tocados por las mismas, nos señala que esta es el punto de partida de una prolongada compulsa.
Claro, como es habitual, los espectadores de lujo, la sociedad, ve como los politicos carecen de soluciones y propuestas reales y practicas, para frenar la caida de una economia ya debilitada, ni hablar de los salarios, y menos de los sectores populares, que al no tener insercion en el circuito laboral estable, en porcentuales alarmantes que los deja fuera del sistema, trata de soportar esta feroz envestida inflacionaria, sin respuestas solidas de los funcionarios publicos.