En el Vodafone Park de Estambul, Liverpool y Chelsea chocarán como campeones de la Chamions League y Europa League, respectivamente, con un título europeo en juego, que además tendrá una de las novedades más sorprendentes de 2019, pero que a esta altura no debería hacerlo tanto.
Inmersa hace algunas temporadas en la primera división de Francia, Stéphanie Frappart fue designada por la UEFA como árbitro para el encuentro y será la priemra vez en la historia que una mujer imparta justicia en una final masculina internacional, y demostró estar más preparada que nunca.
A horas del partido en Turquia, se llevaron adelante las habituales conferencias de prensa y allí participó las charlas, donde dejó a un lado las diferencias entre mujeres y hombres. «Creo que es igual. Tenemos que probarnos física, táctica y técnicamente, al igual que los hombres. No tengo miedo a las críticas. Nada cambia para mi», sentenció con madurez.
Frappart logró hacerse desde abajo y con una carrera similar a la que puede tener cualquier futbolista al iniciar en la Ligue 2 (sugunda división de su país), luego pasar a la Ligue 1, cumplir el sueño de dirigir la final del Mundial femenino y ahora meterse de lleno en la elite del deporte. Pero no sólo lo deportivo la llevó ahí, sino su tenacidad y seriedad a la hora de enfrentar un juego.
Pero una vez más, la francesa no estará sola en el campo de juego, ya que contará con dos ayudantes femeninars. Por un lado, su compatriota Manuela Nicolosi y del otro la irlandesa Michelle O’Neal, con quien compartió terna en la final del Mundial entre Estados Unidos y Holanda.
Por último, minimizó la diferencia de género en otro claro mensaje a la sociedad y al mundo del fútbol, para demostrar que todos son capaces de dirigir, en tanto sean serios, trabajadores y honestos. «Creo que no hay muchas diferencias (entre un partido masculino y femenino) porque el fútbol es similar. Son las mismas reglas, así que haré lo mismo que hago en un partido femenino».