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¿Qué es el dióxido de cloro y por qué no hay que tomarlo para prevenir el Coronavirus?

Esta sustancia química puede causar, entre otras cosas, irritación en el esófago y estómago, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones severas.


En las últimas horas se volvió viral la foto de la periodista Viviana Canosa, conductora del programa Nada Personal emitido por Canal 9 donde previamente había recomendado dióxido de cloro como tratamiento «milagroso» contra el coronavirus, bebiendo el producto en cuestión al cierre del programa.

Y la alerta no es para menos, el mismo no solo no cuenta con estudios que demuestren su eficacia sino que además no posee autorización alguna por parte de la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) para su comercialización y uso.

El dióxido de cloro es un gas de color amarillo o amarillo-rojizo utilizado como blanqueador en la fabricación de papel, en plantas públicas de tratamiento de agua y en el proceso de descontaminación de construcciones. Al reaccionar en agua, genera iones clorito. Ambas especies químicas son altamente reactivas, por lo cual cuentan con capacidad de eliminar bacterias y otros microorganismos en medios acuosos.

Desde hace varios años, algunos productos que contienen dióxido de cloro o derivados se han promocionado como «terapéuticos» para la cura de diversas afecciones, sin contar con ninguna evidencia científica sobre su eficacia. Frente a la enfermedad de COVID-19, se han promovido en el mercado numerosos productos que contienen dióxido de cloro o derivados, solos o en combinación, que indican falsamente tener propiedades curativas para la COVID-19 e incluso otras dolencias asociadas.

Fue esa circulación de información en redes sociales y medios digitales lo que impulsó a la ANMAT a emitir un comunicado advirtiendo sobre su consumo: «Resulta necesario destacar que la ingesta de dióxido de cloro y el clorito de sodio reaccionan rápidamente en los tejidos humanos y si se ingieren, pueden causar irritación en el esófago y estómago, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones severas, entre otras complicaciones que pueden incluir graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales.

«Además, la inhalación puede generar edema pulmonar, broncoespasmos, neumonitis química y edema de glotis, entre otras complicaciones respiratorias como bronquitis crónica y erosiones dentales, así como complicaciones en otros órganos del cuerpo», explican.

Por ello, se advierte a las personas no consumir productos que contengan dióxido de cloro o sustancias relacionadas (clorito de sodio, hipoclorito de sodio, lavandina) ya que no hay evidencia científica sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos.


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