Ines Quinteros, una jubilada de la localidad bonaerense de Escobar, compró una caja de puré de tomates y cuando la abrió para consumirla, encontró algo desagradable en su interior: el cuero de una rata.
Inés tiene 67 años y sufrió un trastorno digestivos tras saber que se comió una parte de ese tomate infectado. «Yo ya me había comido los tallarines y estuve dos días descompuesta«, reveló.
La mujer aseguró realizó la denuncia en diversos organismos pero nadie se hizo cargo de la situación. «Llamé a Arcor para avisar y que retiraran ese lote y me dijeron que guardara la caja que pasaban a retirarla. La metí en el freezer y hasta la fecha no vinieron. También llamé al supermercado, y en Defensa del Consumidor no me dieron una respuesta. Me preocupa porque así como me pasó a mí, le pudo haber tocado a cualquiera«, precisó Inés.
Ante la negativa del Estado y las empresas, Inés conservó la caja e hizo una denuncia. «Hablan de bromatología, de defensa del consumidor, pero nos están envenenando. Esta gente tiene que revisar a sus empleados y lugares donde empacan estos alimentos, porque no puede ser que aparezcan animales y dentro del contenido», señaló la mujer.