El Fondo Monetario Internacional (FMI) empeoró sus pronósticos para la Argentina este año y anticipó una caída del 1,3% del PBI (en la revisión anterior se esperaba una caída de 1,2%), un crecimiento de apenas el 1,1% en 2020 (antes preveía una expansión del 2,2%) al tiempo que elevó al 40% sus expectativas inflacionarias para este año (en la tercera revisión la había ubicado en el 30,5%).
Así lo advirtió el organismo multilateral de crédito en un documento dado a conocer este lunes en Washington luego de la cuarta revisión del programa económico argentino en el marco del crédito stand by por 57 mil millones de dólares.
La profundización de la caída del PBI la atribuyó el FMI a la continua caída de la demanda interna y a las revisiones de crecimiento a la baja para los principales socios comerciales regionales del país, Brasil en particular.
En cuanto a la disparada de la inflación el FMI responsabilizó al aumento de los salarios nominales y al incremento significativo en las expectativas de inflación.
Para el Fondo la capacidad que tiene la Argentina de repago de su deuda sigue siendo «adecuada» aunque, advirtió, está sujera a «riesgos mayores».
Tras la revisión el FMI autorizó al Banco Central a tener una mayor intervención en el mercado futuro del dólar. Podrá vender hasta 3.600 millones de dólares en contratos a futuro, es decir 2.600 millones de dólares más que el límite anterior, facilitando así el poder de fuego de la autoridad monetaria ante eventuales tensiones en el mercado de cambio y sin necesidad de vender divisas.
El FMI reconoció además que dado que la inflación no cede, las tasas de interés reales deberán permanecer altas durante más tiempo, afectando así nuevamente la demanda interna.
El informe advierte además sobre el «riesgo de un cambio prolongado en las preferebcias de la cartera con respecto a los activos argentinos como resultado de las crecientes incertidumbres sobre el panorama político futuro”.
Esto, asegura el FMI, podría manifestarse como un aumento en la dolarización lo que provocará presión sobre el tipo de cambio, con un fuerte impacto en la inflación, elevando la relación deuda/PBI y generando una mayor pérdida de reservas de divisas.