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El Congreso de Perú destituyó al Presidente Vizcarra

El ahora ex mandatario nacional fue removido de su cargo por una amplia mayoría de 105 votos a favor, 19 en contra y cuatro abstenciones.


A cinco meses de las elecciones presidenciales y con 105 votos a favor, 19 en contra y 4 abstenciones, el Congreso unicameral de Perú destituyó al presidente Martín Vizcarra. El hecho toma lugar menos de dos meses después de un proceso similar en el que solo 32 legisladores se pronunciaron por la destitución.

Dado que en este momento Perú no tiene vicepresidente 2° (Vizcarra era el vicepresidente 1° al momento de la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski y Mercedez Aráoz renunció como 2°) le corresponde asumir el Ejecutivo al presidente del Congreso, Manuel Merino, y convocar “de inmediato” a elecciones, según la Constitución, que sin embargo no precisa un plazo para ello.

Lo cierto es que Vizcarra fue cesado por “incapacidad moral permanente”, que es una de las causas establecidas por la Constitución para que el Congreso destituya a un presidente, en tanto los legisladores habían admitido la nueva moción de vacancia luego de que se denunciara que Vizcarra recibió 2,3 millones de nuevos soles (equivalentes a poco más de 630.000 dólares al cambio actual) a cambio de otorgar dos contratos de obras públicas cuando era gobernador del departamento de Moquegua.

Esa denuncia trascendió pocos días después de que Vizcarra saliera airoso de otra moción de vacancia, el 18 de septiembre pasado, cuando se revelaran unos audios en los que supuestamente pedía a unas funcionarias que mintieran ante una comisión parlamentaria que investigaba la contratación irregular de un cantante.

“Soy consciente de que la relación entre Ejecutivo y Legislativo, durante los últimos años, no ha sido la mejor, y en eso debemos hacer un mea culpa; quizás debimos agotar todas las vías del diálogo y construir más puentes entre nosotros, buscando salidas más consensuadas”, afirmó Vizcarra en el recinto.

En el actual período, iniciado el 28 de julio de 2016, el presidente Pedro Pablo Kuczynski renunció en marzo de 2018 para evitar ser destituido en el segundo juicio político que le inició el Congreso en menos de tres meses, y fue sucedido por su hasta entonces vicepresidente Vizcarra.

Asimismo, en septiembre de 2019 Vizcarra disolvió el Congreso en uso de la facultad que la Constitución le confiere para hacerlo si el parlamento le deniega la confianza a un gabinete por segunda vez dentro de un mismo período, y en enero pasado se celebraron comicios para elegir la actual composición del Legislativo.

No obstante, pese a su contrición por la mala relación con el Congreso, el todavía presidente atizó la tensión al recordar decenas de denuncias de supuesta corrupción que involucran a legisladores, y sugirió que la moción de vacancia podría tener el objeto de “ocultar delitos” propios.

En septiembre pasado, solo 32 legisladores votaron por la vacancia -muy lejos de los 87 necesarios para destituir a Vizcarra y aun de los 65 con que la moción había sido admitida para su debate-, mientras 78 la rechazaron y 15 se abstuvieron.

Desde que fueran admitidos en la Constitución en la reforma de 1993, es la quinta vez que se pone en marcha un proceso de vacancia contra un presidente.

Perú y la política

Después del colapso del sistema de partidos ocurrido a inicios de la década de los años noventa en el Perú de Fujimori, la realidad es que este no logró ser sustituido efectivamente por otro.

El sistema político presenta como diagnóstico un escenario marcado por la inestabilidad, en el que hay un nivel de fragmentación y volatilidad excesivamente alto el cual a su vez permite que los actores políticos desarrollen conductas oportunistas, marcadas por el personalismo excesivo y el cortoplacismo.

En cuanto al Congreso de la República, este poder del Estado refleja la debilidad de los partidos, que carecen de cohesión interna y una agenda parlamentaria, con lo que prolifera la improvisación, así como la volatilidad propia del Congreso, su conformación y sus niveles de aprobación entre la ciudadanía.

La presencia del Congreso se inserta como una herramienta de freno para las políticas que buscan ser implementadas desde la presidencia, pero, al mismo tiempo, limitando el desarrollo de acciones efectivas.

Entonces, la coyuntura política peruana se presenta como un inevitable resultado del propio sistema político que la genera. La inestabilidad política, la reciprocidad entre partidos políticos sin una base política sólida y un electorado volátil, la ineficacia estatal, la corrupción y el desencanto ciudadano se presentan como los aspectos que en cualquier período relativamente cercano a la historia describirían al sistema político del país.


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