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La dificultad de poner en cuarentena total a América Latina, cuna de la informalidad laboral

El estado de sitio en Perú refleja las problemáticas económicas de la región


Perú es el país de América Latina que ha aplicado la cuarentena más restrictiva para detener el avance del coronavirus. El gobierno declaró el domingo por la noche el estado de emergencia, cerrando completamente las fronteras del país y sacando el Ejército a la calle para asegurarse que la población esté confinada a sus casas.

Con poco más de cien infectados, Perú es el Estado de la región con más casos confirmados después de de Brasil y Chile. Pese a que la situación de la enfermedad es mucho más leve que en España, por ejemplo, donde hay más de 500 muertos, la cuarentena declarada en el país europeo es más flexible que la peruana.

En España, las autoridades permiten a las personas salir de sus casas para concurrir al trabajo. En Perú, sólo los empleados de servicios esenciales pueden salir a trabajar. Teniendo en cuenta que en este país siete de cada diez personas no cuenta con un empleo formal, el anuncio de la cuarentena total resulta particularmente duro. En todos los países de América Latina, la falta de trabajos formales empuja a una parte importante de la población a vivir el día a día, y una cuarentena forzada puede recortar todos sus ingresos.

En muchas naciones europeas existen redes de protección social y económica como las bajas médicas remuneradas generalizadas. Sin embargo, en América Latina, 140 millones de empleados dependen del sector informal, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Es decir, el 50% de los trabajadores de la región.

Perú es uno de los que tiene la tasa de informalidad más alta, aunque esta es incluso superior en países como Guatemala y Honduras, donde ronda el 80% según la OIT; o en Bolivia, donde asciende al 83%. Sin embargo, trabajar en la informalidad no necesariamente implica ser pobre. Por ejemplo, en Perú la población activa informal es del 70% y la pobreza en el país está en el 20%.

Pero, solo en ese país, nueve millones de personas forman parte de una familia donde, si no se trabaja hoy, no se come mañana o incluso ese mismo día, según estimaciones del gobierno peruano. «Hay un sector importante de la población que es vulnerable y que tiene un sistema de vida de trabajo diario para poder subsistir. Ese porcentaje importante de la población vulnerable no va a quedar desamparado», afirmó este lunes el presidente Vizcarra en una conferencia de prensa en la que anunció un bono de 380 soles (unos US$108) para cada una de estas familias.

Quienes tengan un empleo informal con el que ganen el dinero suficiente para no formar parte de las estadísticas de pobreza también se encuentran en una situación vulnerable. Por un lado, no tienen la garantía de que, después de estos 15 días, puedan retomar su trabajo. Por otro, no entran dentro de la población que accederá a ayudas como el bono familiar.

«Los sistemas de focalización para pobreza del Perú, y los de todo el mundo, no están preparados para lidiar con un tipo de fenómeno de esta naturaleza: que no afecta solo a personas en situación de pobreza sino a gente que realiza sus actividades económicas normales, clases medias, media bajas, pero que no son pobres y que no están mapeados en los sistemas de focalización», señala Alfonso Segura, ex ministro de Economía peruano.

Segura apela a la «conciencia ciudadana y solidaridad» para que la cuarentena se complete: «También hay algo de responsabilidad por parte de quienes empleen a independientes: trabajo doméstico, servicios de vigilancia privada… Lo ideal sería seguir pagándoles los honorarios para que esta gente pueda vivir estos días».


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