El recluso cumplía una condena de 73 años de prisión en la cárcel de alta seguridad Bangu 3, en Brasil. Su hija quedó detenida después de tratar de ayudarlo: pues fue ella quien ingresó a visitarlo junto a ocho mujeres, y con ayuda de una embarazada ingresaron escondida la peluca negra, la máscara de silicona, un pantalón vaquero ajustado y otras prendas femeninas para que Silva se disfrazara.
La mujer embarazada fue liberada por sus condiciones físicas. El narco fue trasladado a una celda de máxima seguridad y aislamiento. Allí lo encontraron ahorcado con una sábana, que indicaría que se trató de un suicidio.