El hijo del matrimonio piquetero es el principal apuntado por el femicidio de la joven. Tres testimonios resultaron claves en la investigación que aún continúa llevándose a cabo.
La desaparición de Cecilia Strzyzowski hace un mes y su presunto femicidio a manos de César Sena, su pareja, es uno de los casos que más ha generado repercusión en el último tiempo y que sacude a la provincia de Chaco, en el marco de una investigación que tiene involucrado a un sector del poder. El hijo del matrimonio piquetero que integran Emerenciano Sena y Marcela Acuña, ambos cumpliendo con prisión preventiva por considerarlos coautores del crimen ─artículo 80, inciso 6, y artículo 45, todos del Código Penal─, es el principal apuntado por el femicidio de la joven de 28 años, y una prueba concreta lo complica aún más.
Días después de la desaparición de Cecilia el 2 de junio, se volvió viral una foto de César en el que se observan por primera vez tres cicatrices en el cuello hechas apenas un par de horas antes de tomada la imagen. Son tres líneas, de entre 4 y 7 centímetros, compatibles con “regueros ungueales”, el nombre técnico que tiene la causa para describir heridas hechas con las uñas.
Desde la fiscalía sostienen que fueron hechas por Cecilia intentando defenderse de ─lo que creen─ un estrangulamiento por atrás, una técnica de artes marciales que terminó con la muerte de la chica. Un crimen sin sangre.
A la prueba de la imagen, se sumaron tres testimonios claves que en mayor o menor medida lograron recabar ciertos momentos del proceder de Sena el día de la desaparición de Cecilia. Además, fueron importantes las contribuciones de las cámaras que están frente a casa de la familia piquetera y el registro de su teléfono celular, que aparece tomado por distintas antenas.
Allí indica que llegó a casa de sus padres junto a Cecilia (28) a las 9.14 del viernes. César luego salió solo a las 10.46 y se dirigió al Barrio Emerenciano, donde estaban sus padres y el chofer Gustavo Obregón. Luego volvió a su casa a las 11.41. Sus padres llegaron a las 12.16. En ese momento, creen los fiscales, se produjo el femicidio. César salió del domicilio a las 13.01.
Desde entonces y hasta las 18.52 César se fue nuevamente de la casa. Encaró para la actividad de Colonia Villa Elisa, ubicada a 80 kilómetros de Resistencia. Lo hizo acompañado de Melani Maksimchuk, una enfermera, y Rita Romero, una colaboradora estrecha de la familia Sena que aparecía segunda en la lista de diputados provinciales que encabezaba Emerenciano. Las dos declararon en la causa.
Los testimonios de ambas colaboradoras confirman que César ya tenía esas tres marcas en el cuello, pero las explicaciones que le brindó a ambas tienen dos versiones distintas.
Según testificó Rita, César le dijo que esas marcas se las hizo practicando MMA (Artes marciales mixtas), uno de sus hobbies. Sin embargo, a la mujer le llamó la atención y que ella por ser profesora de educación física sabe que “en ese deporte no te dejan usar las uñas largas”, según cuenta.
La versión que le dio César a Melani difiere totalmente de la conversada con Rita. “Discutí con Cecilia y me tiró con todo lo que tenía adelante”, blanqueó. Fue en el momento que la había pasado a buscar por su casa, antes de ir a levantar a Rita.
Además, le dijo que la discusión había sido por dinero, que le había pedido una plata que él no tenía. César vio a Melani el sábado 3 a la mañana, donde se juntaron a charlar y se abrió un poco más. Le dijo que la relación con Cecilia no iba más porque “hubo golpes” en el medio. Ella le aconsejó que se separara para que el tema no pasara “a mayores”.
Por otro lado, también aparece el testimonio de Obregón. El chofer había sido convocado por Acuña para deshacerse del cuerpo y fue el primero en quebrarse. De las tres ocasiones en las que declaró, se llegó a la información del lugar donde se encontraban las pertenencias de Cecilia. En ese hallazgo, aparecieron un dije y unos restos óseos que, se presume, son de la joven.