La cocaína que llevaba la avioneta estrellada en Rosario de la Frontera pertenecería al cartel de Sinaloa


Los paquetes con los 364 kilos de la droga tenían la misma marca que el alijo de 1,6 toneladas secuestrado en julio de 2022 en la ciudad de México y que pertenecía a la banda que comandaba Joaquín “El Chapo” Guzmán.

La sombra del cartel de Sinaloa se posó en la frontera caliente de la droga entre Bolivia y Argentina. Las sospechas sobre la presencia de dicha organización en el norte de nuestro país se fundó en la identificación que tenían los paquetes que transportaba la avioneta estrellada en un campo de Rosario de la Frontera.

La marca que figura en cada uno de los ladrillos de cocaína hallados en la aeronave parcialmente incendiada y enterrados en una caleta, corresponde a una línea de marroquinería de alta gama, con sede en Milán, Italia.

Con un logo similar los organizadores del transporte de un cargamento de 1600 kilos de cocaína marcaron los ladrillos con droga que fueron secuestrados hace más tres años en el barrio de Tepito en la capital mexicana. Omar García Harfuch, a cargo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la ciudad de México describió el operativo como “la mayor cantidad de cocaína secuestrado en la capital”.

Además de la marca de las carteras de alta gama, los paquetes con cocaína llevaban el logotipo de uno de las mayores fabricantes de automóviles eléctricos de Estados Unidos. Según las autoridades mexicanas, los narcos detenidos que llevaban el cargamento de cocaína formaban parte del cartel de Sinaloa.

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Más de tres años después y a 6100 kilómetros de distancia, el logotipo de las carteras de alta gama volvió a aparecer. Esta vez, en los paquetes del cargamento de 364 kilos cocaína secuestrado en un campo de Rosario de la Frontera, tierras de las que, curiosamente, aún no se conoce en nombre del o los propietarios.

Al abrir los cinco paquetes que estaban enterrados en una caleta en medio de un campo, los efectivos de la Gendarmería encontraron los ladrillos de cocaína prensada con el logo de “Prada”, una etiqueta similar a la que usó el cartel de Sinaloa para marcar la droga secuestrada en la ciudad de México en 2022 y que tenía como destino final Los Ángeles, en Estados Unidos. Según fuentes oficiales, esos logotipos son utilizados por las bandas narcos para diferenciar al dueño de la droga o al comprador.

Por el caso de la cocaína secuestrada en Salta fueron detenidos cinco sospechosos. En las últimas horas, el fiscal federal Eduardo Villalba y la fiscal general adjunta Mariana Gamba Cremaschi pidieron la prisión preventiva para los cinco acusados que había sido apresados el miércoles pasado en un operativo conjunto realizado por efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), la Gendarmería y la policía de Salta.

Luego de la audiencia de imputación, la jueza federal de Salta, Mariela Giménez, aceptó la solicitud del fiscal y dictó la prisión preventiva para los cinco imputados. Según fuentes de la investigación, los sospechosos habrían sido identificados como Juan Pablo Quinteros Peredo y Henry Álvaro Mercado Cuajera, como coautores, en tanto que, en calidad de partícipes necesarios, fueron imputados Julián Darío Mansilla, Jonathan Alejandro Gómez y Jorge Alberto Cuellar.

Si bien existe la sospecha que indicaría que la droga secuestrada tiene una marca similar a la que usa el cartel de Sinaloa para etiquetar los paquetes de cocaína, todavía, los investigadores no lograron identificar la banda que se encargaba de transportar el cargamento ni al resto de sus miembros. Aunque, lo investigadores sospechan que los acusados formarían parte de un grupo local que, aparentemente, desconocía para quién operaban.

Los dos primeros acusados, de nacionalidad boliviana, eran el piloto y copiloto de la aeronave monomotor Cessna, de doble comando y matrícula boliviana que, el martes pasado se estrelló en un campo situado en la zona delimitada por la intersección de las rutas provinciales 3 y 31, a pocos kilómetros de Rosario de la Frontera.

Un trabajador rural de la zona grabó con su celular la secuencia del accidente ocurrido en un área de muchos árboles y arbustos. Luego que la aeronave se perdió en la vegetación, el testigo advirtió una columna de humo importante y alertó a la policía provincial y a la Gendarmería.

Al llegar al lugar, una finca sin alambrar, y de la que aún se desconoce a quién pertenece, los efectivos de la Gendarmería Nacional encontraron la avioneta parcialmente quemada y un automóvil Volkswagen Gol Trend totalmente incinerado. Dentro de la aeronave, en tanto, hallaron tres bolsones, con 136 kilos de cocaína.

Alertados por las fuerzas de seguridad, se presentaron en el lugar el fiscal federal Villalba, que también tiene a cargo la Delegación Noroeste de la Procunar (Procuraduría de Narcocriminalidad) y la ayudante fiscal Altamirano, quienes se abocaron a supervisar el operativo de búsqueda de los narcos y del resto del cargamento de droga.

Al revisar la escena del hallazgo de la cocaína, los investigadores determinaron que el piloto de la aeronave perdió el control al iniciar el descenso y chocó contra el Volkswagen Gol Trend. A raíz del choque, el automóvil se incendió en ese momento.

Mientras se realizaba el operativo de búsqueda, en la comisaría de la localidad de Antillas, situada cerca del lugar, se presentó el imputado Mansilla para denunciar que le habían robado su Volkswagen Gol Trend. En su presentación, dijo que el día anterior, había sido asaltado en la ruta por cuatro ladrones fuertemente armados.

“Esa denuncia, sin embargo, fue desechada a raíz de que, ya la fiscalía había sido anoticiada de un informe que llegó a la División Antidrogas de la policía salteña, respecto a tanto el denunciante Mansilla como Gómez y Cuellar, estaban bajo investigación como integrantes de una organización narcocriminal que operaba en esa zona y que se movía en un auto y una camioneta”, se consignó en el sitio fiscales.gob.ar

El acusado Mansilla no lo sabía, pero, en el lugar del hallazgo del vehículo incendiado, junto a la aeronave, los investigadores encontraron el registro de conductor para motos, a nombre del imputado. Con esta prueba, el fiscal pidió su captura.

Mientras que el acusado Gómez se convirtió en el segundo detenido de la banda. Fue apresado por efectivos de la División Policía Rural de la fuerza de seguridad salteña, en el puesto de control de El Durazno, en la ruta nacional 34.

Dólares por una bebida

Por su parte, los pilotos, de nacionalidad boliviana, fueron detenidos el miércoles a la tarde, en la estación terminal de ómnibus de Metán, luego que la encargada de un kiosco alertó a la policía porque le pareció raro que dos clientes le quisieron pagar una bebida energizante con dólares. Ambos sospechosos caminaron casi 40 kilómetros desde el lugar en el que abandonaron la avioneta hasta Metán, con el objetivo de abordar un colectivo con destino a Bolivia.

Durante la investigación se habría determinado que Cuellar, Gómez y Mansilla, supuestos miembros de la célula local de la banda, habían colocado una lona para señalizar la zona de aterrizaje. Pero al tocar tierra, la aeronave pegó con el ala al Volkswagen estacionado. El acusado Mansilla que estaba en el vehículo fue rescatado por Cuellar y Gómez, quienes cargaron parte de la droga en una la camioneta Ford, huyeron del lugar y abandonaron al piloto y al copiloto porque creyeron que estaban muertos.

A pocos metros del lugar, en medio del monte, los efectivos de las fuerzas de seguridad hallaron dos dispositivos de navegación satelital de última generación. Con este hallazgo, los investigadores abonaron la presunción que el piloto y el copiloto de la aeronave estaban con vida e intentaban llegar a Rosario de la Frontera. Por ese motivo se puso en marcha el operativo cerrojo.

Con este escenario, el fiscal Villalba coordinó el operativo de búsqueda y captura de los ocupantes de la camioneta Ford que huyeron con el resto del cargamento de cocaína. Luego de casi un día de rastrillajes, la otra parte del alijo de droga, casi 228 kilos, fue hallada enterrada en medio del monte, a pocos metros del límite entre Salta y Santiago del Estero, a 70 kilómetros de la pista de aterrizaje clandestina.

Al finalizar la audiencia de imputación, el fiscal Villalba destacó la “labor impecable de las tres fuerzas que intervinieron en el operativo y, junto a su equipo, destacó las ventajas del sistema acusatorio que permite a los medios de comunicación conocer en vivo tiempo real las actuaciones del caso”.

No fue la primera vez que la Justicia federal secuestró un cargamento de cocaína en la zona. El 27 de octubre de 2018, durante un operativo que comenzó a partir de una investigación de la dirección de inteligencia criminal con datos aportados por los radares desplegados en la frontera norte, los efectivos de la Gendarmería sorprendieron a un grupo de narcos cuando descargaba un cargamento de 334 kilos de cocaína, en un campo en la zona rural de Rosario de la Frontera.

Esa información permitió establecer la ruta de uno de los denominados TAI (Tránsito Aéreo Irregular) y comenzó el rastreo de las comunicaciones de los sospechosos. Las escuchas telefónicas agregaron los detalles sobre el momento en que la organización enviaría una avioneta hacia una de las tres pistas clandestinas descubiertas por los gendarmes.

En 2021, el Tribunal Oral Federal N° 1, de Salta, condenó a penas de entre 12 y 6 años de prisión a los seis integrantes de la célula local de la banda que transportó ese cargamento de cocaína.

Fuente: Gustavo Carabajal para La Nación


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