Cada 40 segundos ocurre un ACV en Argentina: por qué actuar rápido puede evitar secuelas graves


En el Día Mundial del accidente cerebrovascular, el cardiólogo Alejandro Meretta explicó cuáles son las señales de alerta y por qué actuar a tiempo puede salvar una vida.

Cada 40 segundos, una persona sufre un accidente cerebrovascular (ACV) en la Argentina. La cifra, alarmante, fue revelada por el cardiólogo Alejandro Meretta, jefe de Cardiología Nuclear del Instituto Cardiovascular (ICBA), quien alertó sobre la falta de conocimiento general respecto de cómo identificar los primeros signos y actuar con urgencia ante esta emergencia médica.

En el marco del Día Mundial del ACV, el médico explicó que esta enfermedad representa la primera causa de discapacidad en el país y que, en muchos casos, está asociada a factores de riesgo “silenciosos”, como la hipertensión arterial o el colesterol elevado. “Reconocer los síntomas en forma inmediata puede salvar una vida o, al menos, determinar el grado de recuperación que tendrá el paciente”, señaló el especialista en diálogo con Infobae en Vivo.

El especialista remarcó la importancia de recordar el acrónimo FAST, una herramienta internacional de concientización que facilita la detección temprana. “FAST significa rápido en inglés y se asocia a los síntomas principales: F por face (rostro caído), A por arm (pérdida de fuerza en un brazo), S por speech (dificultad para hablar) y T por time (tiempo). Cada minuto cuenta”, explicó.

Según Meretta, el 80% de los casos de ACV son isquémicos, es decir, provocados por la obstrucción de una arteria que interrumpe el flujo de sangre al cerebro. El resto responde a episodios hemorrágicos, cuando un vaso sanguíneo se rompe y genera sangrado cerebral. “El daño neuronal por falta de oxígeno comienza de inmediato. Por eso, la atención médica temprana es clave. Tiempo es cerebro”, enfatizó.

Consultado sobre los síntomas más frecuentes, el cardiólogo detalló que los primeros minutos son determinantes: “La cara caída, la debilidad en un brazo o una clara dificultad para hablar deben hacer sospechar un ACV. No hay que esperar a que pase. Es fundamental acudir de inmediato a un centro de salud”.

Meretta también explicó la secuencia de atención médica ante una sospecha: “El primer paso es una tomografía para diferenciar si se trata de un evento isquémico o hemorrágico. Si la arteria está obstruida, se aplican medicamentos o procedimientos con catéter para remover el trombo. Si hay una ruptura, el tratamiento apunta a descomprimir el cerebro y controlar el sangrado”.

Respecto a los factores de riesgo, el especialista fue contundente: “La hipertensión arterial es el principal. Más del 50% de los casos se relacionan con la presión alta. Otros factores son la fibrilación auricular, el colesterol elevado, la diabetes y las enfermedades cardíacas. Mantener los controles al día es esencial para prevenir un evento cerebrovascular”.

El experto advirtió también sobre un tipo particular de episodio, conocido como accidente isquémico transitorio (AIT). “Se trata de una obstrucción momentánea que se revierte sola. Pero es un aviso: muchas veces se lo ignora y es una oportunidad clave para evitar un ACV mayor”, afirmó.

Además, explicó que algunos aneurismas cerebrales pueden pasar inadvertidos y que, aunque la mayoría no se rompe, un dolor de cabeza intenso e inusual puede ser una señal de alerta. “No todos los familiares deben hacerse estudios por prevención. Hay que evaluar cada caso de forma individual con el médico tratante”, aclaró.

Finalmente, Meretta subrayó que la concientización sigue siendo el mejor antídoto frente al ACV: “La educación y la detección temprana son las herramientas más poderosas. Saber qué hacer y actuar rápido puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, o entre una recuperación completa y una discapacidad permanente”.


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