Con 43 años era el único “sobreviviente” del equipo que consiguió el Oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
Carlos Delfino le puso fin a su carrera profesional y de esta forma ya no quedan jugadores de la Generación Dorada en actividad. Se cierra uno de los ciclos más exitosos del básquet argentino con victoria ante el Dream Team y el posterior Oro en Atenas 2004.
El oriundo de Santa Fe, a sus 43 años, se retira en el Benedetto XIV Tramec Cento de la A2 de Italia. En diálogo con el programa Doble Doble el Lancha ahondó en su decisión:
“Ando muy bien, estoy contento, pero ya no juego más, por lo menos no empecé la temporada. No estoy entrenando y no estoy corriendo, con lo cual es mucho. Me cuesta bastante porque estoy viendo mucho básquet y lo extraño, pero me siento bien físicamente y eso no tiene precio”.
“Me dedico a la jardinería y a llevar a los nenes a la escuela e ir a buscarlos. Estoy yendo mucho a la Argentina”, completó el escolta/alero sobre su reciente nueva dinámica en el día a día.
Delfino tuvo 27 años de carrera: comenzó en Libertad de Sunchales, pasó por Europa y llegó a la NBA. En el draft del 2003 fue seleccionado por Detroit Pistons en el puesto 25 de la primera ronda y luego pasó por otras tres franquicias: Toronto Raptors, Milwaukee Bucks y Houston Rockets.
Además de la medalla dorada en Gracia, Delfino obtuvo con el equipo argentino el Bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y participó en los Mundiales 2006 y 2010 (promedió 20,6 puntos por partido).
Respecto al clic del retiro, Carlos Delfino comentó algo habitual entre los deportistas que es el desgano a la hora de afrontar las prácticas: “Llegó un momento que pensé que no iba a llegar hace un par de meses que fue poner excusas para ir a entrenar y no tener ganas de ir. Fueron una mezcla de cosas y dije: ‘Bueno, llegó el momento’. Por un lado me puse muy bien porque sufrí muchas lesiones con mi físico y en un momento dejé por tres o cuatro años. Este año estuve bien, entero, pude elegir yo”.
“No fue ningún partido especial, ninguna despedida, nada del otro mundo. Simplemente dije: ‘Ya está’. Siento que desde este plano me puedo ir tranquilo y ahora viendo cositas nuevas, como ser entrenador”, cerró sobre su adiós a las canchas y la oportunidad de los banquillos.