Esta suba responde tanto a ajustes por inflación como a aumentos preventivos vinculados a la devaluación.
A pesar de ciertos signos de recuperación económica, con un crecimiento del 5,7% en febrero, el consumo de alimentos esenciales como la carne vacuna continúa en declive, especialmente entre los sectores más vulnerables.
La sustitución de cortes vacunos por opciones más económicas como el pollo, el cerdo e incluso productos básicos como fideos, arroz o polenta se volvió una constante en los hogares bajo la línea de la pobreza.
El precio de los principales cortes experimentó fuertes subas en las últimas semanas. De acuerdo con el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina, entre fines de marzo y esta semana, el roast beef pasó de 9700 a 13.000 y la paleta de 10.000 a 13.400. Otros cortes como la nalga, el lomo o la bola de lomo también tuvieron aumentos de entre 16 y 28%.
Esta suba responde tanto a ajustes por inflación como a aumentos preventivos vinculados a la devaluación. En este contexto, el acceso a la carne se volvió cada vez más restringido para amplios sectores de la población.
La caída también se refleja en los puntos de venta ya que en los supermercados y autoservicios descendieron un 7,1% y 3,7% respectivamente. El encarecimiento del producto y la pérdida del poder adquisitivo han llevado a muchos hogares a reducir su frecuencia de compra o directamente eliminar la carne vacuna de su dieta.