Los especialistas advirtieron que estos microorganismos pueden ser perjudiciales para la salud humana y animal.
Las imágenes de carpinchos teñidos de verde brillante en la represa de Salto Grande, en Entre Ríos, sorprendieron a muchos, pero detrás del fenómeno hay una preocupación ambiental y sanitaria. La coloración se debe a la presencia de cianobacterias, microorganismos que proliferan en el agua durante el verano debido a las altas temperaturas. La Comisión Administradora del Río Uruguay alertó sobre la floración de estos organismos en el cauce y sus afluentes, un fenómeno conocido como “verdín” que se volvió más frecuente en los últimos años.
Las cianobacterias pueden ser peligrosas porque algunas especies generan toxinas perjudiciales para la salud humana y animal. “No sé específicamente qué cianobacterias son las que hay en Salto Grande y si generan o no toxinas. De todas maneras, si hay una alta concentración de estas bacterias es altamente probable que haya algún riesgo”, advirtió María Mar Areco, investigadora del Conicet. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera este un problema de salud emergente, ya que ciertas cianobacterias pueden afectar el sistema digestivo, la sangre y hasta el sistema nervioso.
Aunque en Salto Grande no se determinó qué especies de cianobacterias están presentes, en otras zonas del Delta del Paraná se registraron casos similares. Según Ailín O’Donohoe, especialista en organismos acuáticos, la proliferación de estos microorganismos está relacionada con la cantidad de nutrientes en el agua y el aumento de la temperatura. El cambio climático, la deforestación y el uso intensivo de fertilizantes pueden agravar este problema, ya que contribuyen a la “floración algal”, es decir, el crecimiento masivo de estas bacterias pigmentadas.
Areco también destacó que la acumulación de residuos con detergentes y otros compuestos químicos favorece la proliferación de cianobacterias. En casos extremos, estos brotes pueden detectarse incluso desde el espacio, como lo muestran imágenes satelitales de la NASA. Aunque todavía no hay evidencia de que el caso de Salto Grande represente un riesgo inmediato, los especialistas insisten en monitorear la situación y tomar medidas preventivas para evitar posibles impactos en la salud pública y el ecosistema.